
Consulta Popular: así están las cargas en el Senado, ¿quién vota sí y quién no?
Hoy comienza a jugarse en el Congreso de la República un duro pulso político que gira en torno a la consulta popular.

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Este martes, el Congreso de la República comienza una jornada política decisiva: el debate sobre la consulta popularpropuesta por el presidente Gustavo Petro entra en su fase previa en la plenaria del Senado. La iniciativa surge luego del hundimiento de la reforma laboral oficialista, que se convirtió en un punto de quiebre entre el Ejecutivo y el Legislativo.
La controversia no se limita a la consulta: también se discute una nueva “mini reforma” laboral presentada por el Partido Liberal, lo que evidencia el fraccionamiento político y el juego de fuerzas internas en las bancadas.
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Desde la oposición, la senadoraPaloma Valencia del Centro Democráticofue enfática en su rechazo tanto a la reforma laboral del Gobierno como a la consulta popular.
"Nosotros vamos a votar no a la consulta, porque es que con o sin consulta la reforma laboral es mala", afirmó Valencia en entrevista con Blu Radio.
Según la senadora, la propuesta del Gobierno generaría una pérdida estimada de 500.000 empleos, agravando la informalidad laboral.
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Para el Centro Democrático, el enfoque debe ser la formalización del empleo y una reforma alternativa: "Nosotros estamos convencidos de que cuando ya empieza la reducción de la jornada laboral, unirle un aumento de los costos laborales del 35% generaría pérdida de empleo", subrayó.
Valencia también acusó al Ejecutivo de populismo, afirmando que “todos los días se inventa nuevas cosas para mantener vivo su proyecto político”, y anticipó que la consulta se convertirá en “un referendo contra Petro”.
Por su parte, el senador Juan Pablo Gallo del Partido Liberaltambién anunció su voto negativo frente a la consulta. Aunque reconoció que su partido no ha tomado una decisión unificada, dejó claro que varios de sus compañeros también votarían en contra.
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“Yo sí tengo muy claro que lo voy a votar en contra”, aseguró.
Gallo criticó la propuesta del Gobierno al señalar que “esta reforma afecta a los más damnificados del mercado laboral”, refiriéndose a los 13 millones de trabajadores informales y los 3 millones de desempleados. También desmintió que la reciente designación de la ministra Diana Marcela Morales, cercana a sectores del liberalismo, haya influido en la decisión de voto de los senadores, aunque reconoció que existen tensiones internas: “Lo que deberíamos hacer nosotros es una bancada para tomar una posición en bloque”, insistió.
La senadora Angélica Lozano, del Partido Verde, centró su posición en el uso de la figura de la apelación para revivir la reforma laboral. Lozano explicó que este procedimiento, nunca antes aplicado, permitiría enviar el proyecto a una comisión diferente para continuar su trámite. “Si el objetivo es garantizar los derechos laborales, la apelación es el mejor camino”, sostuvo.
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En cuanto a la consulta, Lozano adoptó una postura matizada: “Voy a votar sí a la apelación y luego sí a la consulta, con condición”, advirtió.
La congresista propuso que la consulta se realice después de las elecciones, para evitar el uso electoral del mecanismo: “Si quieren hacer campaña con plata pública, eso sí sería el colmo”, expresó.
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Del lado del Gobierno, el senador Wilson Arias, del Pacto Histórico, defendió la consulta sin ambigüedades. “Sí, y sin el rodeo que da”, respondió al ser preguntado por su voto, criticando a quienes piden condiciones para su realización. Para Arias, la consulta no solo es legítima, sino también una herramienta de educación ciudadana: “Está bien que se le pregunte al pueblo humilde qué le conviene”.
Aunque reconoció el carácter político del proceso, negó que se trate de un plebiscito sobre el presidente: “Petro no va a ir a elecciones en 2026. Lo que va es un proyecto político que sigue honrando los compromisos que hicimos”, concluyó.
La reforma laboral propuesta por el Gobierno ha sido uno de los proyectos más polémicos del actual periodo legislativo. Su hundimiento en la Comisión Séptima del Senado provocó una respuesta inmediata del presidente Petro, quien desde China anunció su intención de convocar una consulta popular para que los colombianos decidan sobre el contenido de la reforma.
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Desde entonces, la iniciativa ha sido interpretada como una estrategia política de alto riesgo. Para la oposición, representa un intento de polarizar y consolidar el poder. Para el oficialismo, es una vía legítima de participación ciudadana.
Mientras tanto, el ambiente en el Congreso se mantiene tenso y dividido. La posibilidad de que la consulta se convierta en un referendo de facto sobre la gestión del Gobierno está sobre la mesa, y todo dependerá del resultado de una votación que, como reconocen los propios senadores, podría definirse por márgenes mínimos.
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