
El testimonio de una madre indígena por la mutilación genital contra su bebé
Blu Radio conoció la historia de Ana, una mujer de la comunidad embera, quien cuenta cómo su suegra a sus espaldas, mutiló los genitales de su hija recién nacida.

Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
En el municipio de Pueblo Rico, Risaralda, una joven madre perteneciente a una comunidad indígena vivió una difícil experiencia tras el nacimiento de su primera hija. Sin embargo, su experiencia de maternidad pronto se convirtió en una pesadilla.
Aunque la joven solicitó mantener su identidad en anónimo, pues teme recibir amenazas por parte de integrantes de su comunidad, dice que quiere alzar la voz para que estos hechos no se vuelvan a repetir.
Publicidad
El mismo día del nacimiento, la bebé comenzó a presentar molestias intensas y llanto constante. Preocupada, la madre decidió examinarla mientras la bañaba y notó señales de lesiones en una zona delicada del cuerpo de la niña. Al indagar lo sucedido, descubrió que su suegra, en compañía de una persona encargada del parto, había realizado una mutilación genital que dejó graves consecuencias en la salud de la recién nacida.
Yo me pregunté por qué lloraba tanto la niña. Fui a hablar con mi suegra para decirle que antes de hacer algo así debía consultarme. No era algo insignificante, lo que hicieron afectó a mi hija de manera seria
Lo que descubrió fue devastador. Según su testimonio, la intervención había sido realizada utilizando un objeto caliente, provocando quemaduras e inflamación.
“Con un clavo grande, lo meten con presión y queda la zona completamente irritada. Al día siguiente amanece muy rojo y lleno de materia”, agregó la madre.
Publicidad
Como madre primeriza, este hallazgo resultó profundamente doloroso. A pesar del reclamo, su suegra justificó la acción como algo tradicional que supuestamente "toda mujer debía experimentar". Para muchos defensores de los derechos de las niñas, estas afirmaciones reflejan la peligrosa normalización de una práctica que vulnera gravemente su bienestar.
El argumento que se usa detrás de este procedimiento se basa en que una mujer que conserve su clítoris “podría ser susceptible de la lujuria y la infidelidad” ya que se considera un órgano que atrae a múltiples hombres. La mutilación, en este contexto, tiene como fin “garantizar” que las mujeres se mantengan “fieles” a sus maridos.
La práctica descrita, aunque ha existido durante siglos en diversas culturas, sigue afectando a niñas de comunidades rurales e indígenas en Colombia. Según datos del Instituto Nacional de Salud (INS), entre enero y noviembre de 2023 se registraron 89 casos de intervenciones similares en el país, afectando principalmente a niñas menores de cinco años.
Publicidad
Ante esta situación, el Congreso de la República ha presentado un proyecto de ley que busca erradicar por completo la mutilación genital femenina en Colombia. Esta iniciativa pretende proteger los derechos de las niñas, prevenir prácticas que violen su integridad física y garantizar su bienestar en todas las regiones del país.
El testimonio de Ana, quien se ha convertido en una voz de denuncia, es solo uno de los muchos casos que evidencian la urgente necesidad de intervención. En este contexto, según los defensores es vital que las autoridades, organizaciones internacionales y la sociedad civil trabajen juntas para erradicar una práctica que no tiene cabida en el siglo XXI y que afecta gravemente los derechos humanos de las niñas.