El reciente anuncio del Gobierno nacional sobre la creación de una zona de ubicación temporal en área rural de Tibú, Norte de Santander, para el reagrupamiento del Frente 33 de las disidencias de las Farc, ha generado un profundo clima de incertidumbre entre las autoridades departamentales.
Luis Fernando Niño, consejero para la Paz en Norte de Santander, expresó en una entrevista con Néstor Morales las preocupaciones que rodean esta medida. Según dijo, la información oficial que poseen es la misma divulgada a nivel nacional a través de la cuenta oficial del presidente, donde se detalla que esta zona buscará garantizar operaciones logísticas, istrativas y de seguridad para los hombres en proceso de negociación.
Sin embargo, Niño subrayó: “No sabemos cuál va a ser esa reacción allí en esta zona donde los van a ubicar”, dejando en evidencia las dudas sobre el impacto de esta decisión en el ya frágil equilibrio de seguridad regional.
Contexto del conflicto: cuatro meses de enfrentamientos
La región del Catatumbo ha sido escenario de intensos combates entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las disidencias del Frente 33 de las Farc durante los últimos cuatro meses. Este enfrentamiento ha agravado la situación humanitaria y de seguridad en Tibú, donde la población civil se encuentra atrapada entre el fuego cruzado.
El establecimiento de la zona de ubicación temporal se presenta como un intento del Gobierno para avanzar en las negociaciones de paz, sacando temporalmente de la confrontación a uno de los actores armados. Niño indicó que, en teoría, esto representaría un avance positivo, pues “Saldría un actor de la contienda” y, por tanto, podría contribuir a desescalar el conflicto. Sin embargo, destacó: “Repito, no sabemos cuál pueda ser la reacción del Ejército de Liberación Nacional”, mostrando la preocupación por posibles hostigamientos o rupturas en los frágiles acuerdos locales.
Dudas sobre la logística y los garantes del proceso
Uno de los aspectos que genera mayor inquietud es la falta de socialización y claridad en los detalles logísticos y de verificación del proceso. Niño recalcó que esperan respuestas en la reunión programada con el ministro de Defensa y la Defensora del Pueblo, pues hasta ahora no se ha explicado de manera concreta quiénes serán los garantes internacionales, ni cómo se realizará el acompañamiento civil y militar en la zona.
A diferencia de los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación (ETCR), donde actualmente se concentran algunos excombatientes de las antiguas Farc, los integrantes del Frente 33 llegarán a la zona armados.
“La gran diferencia es que en este caso ellos entran ahí con armas y esperamos que sea para la vejación definitiva de las armas”, señaló Niño, subrayando la relevancia de contar con mecanismos efectivos de control.
Preocupación por la seguridad de la población civil
Más allá del reagrupamiento armado, la principal preocupación de las autoridades locales es el impacto de esta medida sobre la seguridad de la población civil. Niño afirmó: “La idea es que no se escale el conflicto, sino que se desescale, porque aquí llevamos cuatro meses muy complicados”.
Para garantizar este objetivo, será fundamental coordinar estrechamente con las fuerzas militares y policiales, algo que será discutido en detalle con la cúpula militar regional en las próximas horas. Niño mencionó que se reunirán con el comandante de la Segunda División y de la Brigada 30 para resolver aspectos operativos clave.
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