Según el International Journal of Behavioral Science, más del 70 % de las personas en todo el mundo han experimentado el síndrome del impostor en algún momento de sus vidas.
Este fenómeno puede impactar tanto en la vida personal como en el ámbito profesional, generando inseguridad y ansiedad en quienes lo experimentan. Se trata de un problema más común de lo que se piensa, y su incidencia sigue en aumento.
Según el psicólogo Manuel Arango, cuando alguien tiene el síndrome del impostor “Puede significar que sus habilidades son mucho más altas que su confianza, lo cual hace que tengan logros, pero sienten que no se los merecen”.
Por otro lado, también mencionó que este síndrome lleva a que las personas que lo padezcan tengan que sobre esforzarse para lograr sus objetivos, sintiéndose muchas veces insatisfechos y con pensamientos que los llevan a cuestionarse.
“Las personas con síndrome del impostor dudan tanto de si mismas que terminan teniendo que esforzarse más, tomándose las cosas más en serio o revisando las cosas dos veces para comprobar que las cosas están bien, esas conductas compensatorias son parte de la razón por las cuales son buenas en su trabajo y tienen logros a pesar que en la realidad no confían en sí mismos”, señaló Arango.
El síndrome del impostor es un fenómeno psicológico en el que personas exitosas sienten que no merecen sus logros y temen ser descubiertas como un fraude.
Tipos de síndrome del impostor, según la doctora Valerie Young
- Perfeccionista: siente que nunca hace suficiente y se castiga por errores mínimos.
- Experto: cree que debe saberlo todo antes de sentirse competente.
- Genio natural: si algo no le sale bien a la primera, siente que no es válido.
- Solitario: piensa que pedir ayuda es una señal de incompetencia.
- Superhéroe: intenta sobresalir en todo para compensar su "falta de mérito".
Las personas que padecen este síndrome suelen atribuir sus éxitos a la suerte o a circunstancias externas, restando valor a sus propias habilidades. Frecuentemente, viven con el temor de ser descubiertas como "fraudes" o "impostores", lo que les genera ansiedad e inseguridad al momento de tomar decisiones. Además, suelen depender de la validación externa para sentirse competentes.