Petro reconoce que sus reformas sociales promueven la lucha de clases, no el odio de clases
Se agudiza la discusión entre el presidente Gustavo Petro y el exsenador Humberto de la Calle por el rumbo y el impacto de las reformas sociales propuestas por el Gobierno.
La discusión, que se trasladó a las redes sociales, comenzó con una crítica del senador Humberto De la Calle, quien dijo en X que el Gobierno ha buscado una bandera para movilizar a la ciudadanía, pero sin éxito con reformas como la de la salud o las pensiones. Afirmó que fue con el tema de las horas extras y dominicales donde el Gobierno encontró finalmente una causa capaz de generar músculo social y político.
“Primero la salud. No cuajó. El argumento de la corrupción se diluyó. Pensiones tampoco movió la aguja. Pero saltó la liebre. Un tema relativamente menor, horas extras y dominicales, le regaló al gobierno el músculo que necesitaba”. A su juicio, si el Senado niega la consulta popular propuesta por el Ejecutivo, “es el Gobierno el que gana. Gana por punta y punta”, dijo el exsenador en su cuenta de X.
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El presidente Gustavo Petro no tardó en responder y lo hizo como lo hace habitualmente, en X, donde reaclaró que hay una diferencia fundamental entre “lucha de clases” y “odio de clases” poniendo varios ejemplos históricos y defendió sus reformas como parte de un proceso histórico similar al de la Revolución en Marcha de 1936, bajo el liderazgo del expresidente Alfonso López Pumarejo que, según Petro, también representó una lucha por los derechos del pueblo trabajador frente a intereses anacrónicos como los de los grandes terratenientes.
Senado de la República de Colombia
Foto: AFP
Dice el presidente Petro que era odio de clases cuando se respondió a la "Revolución en Marcha" liberal, asesinando a Jorge Eliécer Gaitán, y 300.000 campesinos”, y escribió además que hacer esclavos es odio de clases, emancipar, es lucha de clases.
El presidente dijo además que sus reformas buscan devolver derechos a sectores históricamente marginados como los campesinos, jóvenes trabajadores, madres comunitarias y taxistas. Así se calienta el ambiente político, en un país polarizado por la forma y el fondo de las transformaciones sociales que propone el actual Gobierno.
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“Pero cuando se niega la reforma sin discutir, de un pupitrazo, o se niega la apelación, o se trata de derrumbar la reforma pensional con mentiras mediáticas, cuando se le quiere quitar al pueblo su derecho a pensionarse o a trabajar dignamente, eso es "odio de clase", agregó.