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Llevar el almuerzo de casa al trabajo es una práctica común entre miles de colombianos. Para ello, los populares recipientes conocidos como “cocas” se convierten en el aliado perfecto para transportar arroz, proteína, ensaladas e incluso sopas.
Fabricados en su mayoría de plástico, estos envases son prácticos, livianos y fáciles de llevar, además de permitir el uso del microondas para calentar los alimentos. Sin embargo, su uso prolongado puede traer consecuencias inesperadas.
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Expertos en seguridad alimentaria advierten que los tuppers viejos o en mal estado podrían liberar sustancias tóxicas al o con los alimentos, sobre todo cuando son expuestos al calor o al desgaste frecuente. Las señales de alerta no siempre son visibles, pero hay detalles que sí conviene revisar antes de seguir usándolos.
Merja Virtanen, especialista de la Autoridad Alimentaria de Finlandia, explicó al medio iltalehti.fi que las manchas blancas, grietas o rayones internos en los envases de plástico son signos inequívocos de deterioro.
Cuando el material se daña, podría comenzar a liberar compuestos como bisfenol A (BPA) o ftalatos, sustancias químicas relacionadas con trastornos hormonales, obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
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Virtanen fue clara: si el recipiente no tiene etiqueta que indique que es apto para microondas o lavavajillas, no debe usarse en estos aparatos. El calor extremo y los detergentes pueden acelerar la descomposición del plástico y aumentar el riesgo de contaminación de los alimentos.
Si bien la autoridad finlandesa no menciona marcas específicas, existen envases plásticos comercializados en Colombia que no cuentan con la certificación adecuada para uso alimentario o para resistir el calor del microondas. Es recomendable revisar que el recipiente tenga el símbolo de aptitud alimentaria (un tenedor y copa) y las indicaciones de temperatura tolerada.
Por su parte, Mario Sánchez, tecnólogo alimentario, alertó en sus redes sociales sobre el riesgo de usar envases manchados con grasa o salsa de tomate. Según explicó, estas manchas “son prácticamente imposibles de eliminar” porque indican microrroturas internas donde se acumulan residuos, lo que favorece el crecimiento bacteriano.
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Si desea una opción más segura, los recipientes de vidrio son una excelente alternativa. Aunque más frágiles, no liberan compuestos tóxicos al calentarse, son fáciles de limpiar y mucho más duraderos. La inversión inicial es mayor, pero los beneficios a largo plazo superan cualquier incomodidad.
En todo caso, si su tupper está viejo, agrietado, con manchas persistentes o sin etiquetas visibles de seguridad, lo más responsable es desecharlo. No se trata solo de una cuestión estética, sino de salud. Y si lo va a tirar, recuerde hacerlo a través del reciclaje.
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