
Así es dormir bajo las estrellas en el Parque Tayrona y puede salir por menos de 70.000 pesos
Cuando la luz se apaga en Santa Marta y el cielo se enciende sobre la selva, el Parque Tayrona ofrece una experiencia mágica.

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A veces, lo más impresionante del Tayrona no se ve de día. Cuando el sol cae y los turistas regresan a sus hoteles en Santa Marta, la naturaleza se queda en silencio, los animales salen, la brisa se enfría y el cielo se vuelve un espectáculo absoluto. Ver las estrellas desde el Parque Tayrona no es solo una experiencia astronómica, es un momento de conexión íntima con el universo.
Todo empieza con la decisión de quedarse a dormir dentro del parque, algo que pocos hacen por desconocimiento o porque prefieren la comodidad de la ciudad, pero quienes optan por las cabañas en Arrecifes, las eco-habs de Cañaveral o incluso las hamacas en Cabo San Juan, descubren que el Tayrona tiene una segunda vida que comienza cuando cae la noche.
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Después de un día de caminatas, baño en el mar y frutas tropicales, la noche llega despacio. Sin postes eléctricos ni contaminación lumínica, el cielo comienza a oscurecerse de verdad. A las 7:00 de la noche ya es noche cerrada y lo que era selva ahora es un telón negro salpicado de puntos blancos.
Acostado en una hamaca, con la brisa marina en la cara, uno puede ver cómo la vía Láctea cruza el cielo con total nitidez. Se distinguen constelaciones, satélites que se deslizan en silencio, estrellas fugaces que rompen la oscuridad y, si hay suerte, hasta Júpiter o Saturno brillando con fuerza.
“Es como si todo el parque se reiniciara de noche. Ya no somos los mismos que entramos de día. Aquí, mirando las estrellas, uno se acuerda de lo pequeño que es y de lo hermoso que es estar vivo”, dice Ana Lucía Hernández, una turista bogotana que pasó la noche en Cabo San Juan y se despertó a las 3:00 de la madrugada solo para ver el cielo completamente despejado.
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Dormir dentro del Tayrona es volver a lo esencial. No hay internet. No hay ruido. Solo el sonido del mar, el crujido de las hojas y ese silencio que permite mirar hacia arriba y entender que el planeta sigue girando, aun sin notificaciones ni correos.
Reserva anticipada: Hay que reservar alojamiento dentro del parque con tiempo. Las opciones van desde hamacas (desde $60.000 COP) hasta eco-habs de lujo (desde $400.000 COP por noche).
Ver las estrellas desde el Tayrona no es una actividad masiva, ni turística en el sentido comercial. Es una experiencia sensorial y espiritual, que te reconecta con el origen, porque cuando el cielo se abre sobre la selva y el mar calla.