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Elon Musk, fundador de compañías como Tesla, SpaceX y Neuralink, volvió a sorprender al mundo con una declaración que podría redefinir la forma en que interactuamos con la tecnología.
Según el empresario, los teléfonos celulares podrían desaparecer en un futuro no tan lejano, desplazados por un dispositivo que hoy suena más a ciencia ficción que a realidad: un implante cerebral.
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Durante una presentación oficial de Neuralink, empresa que lidera el desarrollo de interfaces cerebro-computadora, Musk aseguró que su objetivo es eliminar por completo la dependencia de pantallas, teclados o dispositivos físicos. En su visión, las personas podrán conectarse a internet, enviar mensajes o controlar computadoras directamente con el pensamiento.
La propuesta de Elon Musk gira en torno a un pequeño implante llamado N1, que Neuralink ya probó con éxito en un ser humano en enero de 2024. Se trata de un chip del tamaño de una moneda, con un diámetro de 23 milímetros y 1.024 electrodos distribuidos en hilos flexibles que se insertan en el cerebro mediante una cirugía robótica de alta precisión.
Este chip es capaz de captar señales neuronales y traducirlas en comandos digitales, que se envían de forma inalámbrica a otros dispositivos. En otras palabras, convierte los pensamientos en acciones digitales.
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En su primera fase, esta tecnología está destinada a personas con parálisis o discapacidades motoras graves, permitiéndoles interactuar con computadoras sin necesidad de movimiento físico. Sin embargo, Musk dejó claro que su ambición va mucho más allá del uso médico.
“El celular será obsoleto”, afirmó el empresario, convencido de que en pocos años los chips neuronales podrán usarse de forma masiva, reemplazando no solo a los teléfonos móviles, sino también a otros dispositivos como teclados, mouse e incluso computadoras.
Aunque el escenario aún parece lejano, los primeros ensayos han demostrado que la tecnología es viable. La masificación de este tipo de implantes dependerá de avances técnicos, regulaciones internacionales, ética médica y, sobre todo, la aceptación social de integrar tecnología directamente en el cuerpo humano.
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No obstante, si algo ha demostrado Musk en sus proyectos anteriores es que las ideas que hoy parecen imposibles pueden convertirse en estándar en cuestión de años. Así como alguna vez la idea de autos eléctricos o cohetes reutilizables fue vista con escepticismo, hoy el mundo mira con atención los primeros pasos de esta tecnología cerebral.
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