
¿Qué reveló el funeral del papa Francisco sobre el nuevo cónclave? Esto dice vaticanista
El funeral del Papa Francisco, celebrado en la plaza de San Pedro, dejó profundas huellas en la historia de la Iglesia Católica.

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El funeral del papa Francisco no solo representó el adiós a uno de los pontífices más transformadores de la Iglesia católica, sino que también dejó señales sobre el inminente cónclave en el Vaticano, donde se elegirá al nuevo Papa. Así lo expuso el vaticanista y escritor colombiano Néstor Pongutá, en entrevista con Sala de Prensa.
“Fue un evento muy espiritual, muy conmovedor, donde no solo se despidió a Francisco, sino que se marcaron los primeros movimientos del próximo cónclave”, destacó Pongutá.
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Según Pongutá, el funeral del papa Francisco reunió a más de 250.000 asistentes en la Plaza de San Pedro y millones de espectadores a través de las transmisiones globales. El rito, cargado de simbolismos, reveló mucho más que el dolor de la pérdida.
“La homilía de monseñor Giovanni Battista Re fue magistral”, aseguró el vaticanista, señalando que el evento estuvo repleto de detalles significativos: desde el uso del papamóvil como carro fúnebre —el mismo que Francisco empleó en México— hasta la sepultura del Pontífice en la Basílica de Santa María la Mayor, entre otros siete papas, reafirmando su devoción mariana.
Otro elemento que captó la atención fue la reunión, poco antes del funeral, entre el entonces presidente estadounidense Donald Trump y el presidente ucraniano Volodímir Zelenski. "Esa imagen fue interpretada como el primer milagro de Francisco", explicó Pongutá, resaltando la importancia de los gestos políticos en el Vaticano.
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Concluido el funeral, comenzaron los nueve días de duelo, tras los cuales, según Pongutá, podría iniciarse el cónclave Vaticano alrededor del 5 de mayo. Actualmente, hay 133 cardenales electores, aunque se esperan ajustes de última hora debido a imprevistos de salud o logística, como ya ha sucedido en anteriores cónclaves.
Un elemento que podría tensar el ambiente de elección es la situación del cardenal Giovanni Angelo Becciu, condenado en primera instancia por malversación de fondos, pero aun en proceso de apelación. “La primera votación no sería para elegir al nuevo Papa, sino para decidir si Becciu puede o no participar”, advirtió Pongutá, subrayando el clima de división que esto podría generar.
Además, el experto recordó que no existe una norma explícita que impida a Becciu entrar al cónclave, aunque su presencia podría condicionar significativamente el proceso de elección papal.
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Pese a la espiritualidad que reviste el cónclave, Pongutá reconoció que la política también juega su papel: "Siempre hay intrigas, porque aunque es el Espíritu Santo quien ilumina, quienes votan son seres humanos".
El vaticanista añadió detalles únicos de las ceremonias, como la elevación del piso en la Capilla Sixtina para permitir la "circulación del Espíritu Santo" y los complejos sistemas de insonorización para proteger el secreto de las deliberaciones.
La importancia de las señales se extendió incluso al fenómeno natural observado durante el funeral: el vuelo masivo de gaviotas y palomas sobre la cúpula del Vaticano y el cielo despejado justo sobre la basílica. "Así es el Vaticano: lleno de símbolos que hay que saber leer entre líneas", concluyó Pongutá.
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El funeral del Papa Francisco también reflejó su legado de apertura y diálogo interreligioso. La presencia de líderes de otras confesiones —ortodoxos, musulmanes, judíos— dio testimonio de su esfuerzo incansable por construir una “cultura del encuentro”.
“Francisco demostró que lo que no se logra políticamente se puede lograr desde el diálogo religioso”, puntualizó Néstor Pongutá, quien tuvo la oportunidad de acompañar al pontífice en diversos viajes a territorios de mayoría ortodoxa y musulmana.
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El pontífice argentino dejó como herencia una Iglesia más abierta, donde la participación de las mujeres en posiciones de liderazgo fue una prioridad constante, otro de los mensajes reforzados durante su despedida.
Con todos estos elementos, el Vaticano se prepara para un cónclave que no solo elegirá un nuevo líder espiritual, sino que también deberá gestionar las tensiones internas dejadas al descubierto tras la muerte de Francisco.