
La bendiciones de Dios: reflexión del pastor Andrés Corson
El pastor Andrés Corson habló sobre cómo bendiciones de Dios pueden convertirse en maldiciones cuando no son istradas con sabiduría.

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En su reflexión dominical, el pastor Andrés Corson habló sobre cómo bendiciones de Dios pueden convertirse en maldiciones cuando no son istradas con sabiduría. Por ejemplo, el celular, la generosidad o el talento —como el del basquetbolista Luka Dončić— pueden volverse perjudiciales si llevan al descuido, la manipulación o el orgullo. Incluso figuras bíblicas como Ezequías y Salomón experimentaron esto: la sanidad y la sabiduría que recibieron se transformaron en orgullo y alejamiento de Dios. El peligro radica en que, al recibir prosperidad, muchos olvidan su dependencia divina, como advierte Proverbios 30:8: "No me des pobreza ni riqueza".
Además, el éxito y la libertad pueden ser trampas si no se manejan con humildad y disciplina. David cayó en pecado en su momento de mayor gloria, y la serpiente de bronce que sanó a Israel terminó siendo idolatrada. La unción espiritual sin carácter sólido también puede ser una maldición, como en el caso de Sansón. Sin embargo, como José demostró, Dios puede redirigir lo que parece una maldición para bien. La clave está en mantener la humildad, la gratitud y la fidelidad a Dios, evitando que Sus bendiciones se distorsionen por el orgullo o la desobediencia.
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