La reciente propuesta del Gobierno de Donald Trumpde tomar control de la Franja de Gazaha suscitado un debate internacional significativo sobre sus consecuencias geopolíticas en el Medio Oriente.
Se ha debatido la reticencia global hacia esta decisión, planteándose la pregunta: ¿quién realmente puede detenerla? En diálogo con Mañanas Blu con Camila Zuluaga, el director de Trends Research & Advisory en Argentina, Paulo Botta, subrayó la complejidad del escenario actual, donde la figura del presidente Trump no es la única influencia en juego.
Botta mencionó que los intereses de Estados Unidos van más allá de la relación con Israely el conflicto palestino-israelí. En ese sentido, recalcó que es vital reconocer que toda la región del Medio Oriente “está en juego” y llegar a acuerdos con los estados árabes implicará una serie de “negociaciones delicadas".
Estados Unidos tiene intereses no solamente en el Estado de Israel, no solamente en el conflicto árabe-israelí o el palestino-israelí, sino en toda la región del medio Oriente. Sería muy difícil llegar a acuerdos con otros estados, si es que estos mismos estados se oponen abiertamente a este plan del presidente Trump
detalló.
“Es muy difícil, involucra no solo problemas enormes en términos legales desde el punto de vista del derecho internacional. Involucra también a los otros países de la región porque, según lo que ha señalado el presidente Trump, estaríamos hablando de casi 1.800.000 personas, ¿a dónde irían? Serían los países vecinos”, comentó.
Con la guerra en Ucraniade fondo, la istración Trump busca, entre sus objetivos, que Arabia Saudita baje el precio del petróleo, un plan que podría verse obstaculizado por una decisión que afectará a los palestinos. Esta complejidad se manifiesta en la reticencia de países como Egipto y Jordania, que han cerrado sus fronteras a los palestinos y priorizan sus propios intereses nacionales, según dijo.
Botta explicó que, a pesar de los lazos históricos y culturales entre los países árabes, "cada estado se guía por sus intereses nacionales y esto complica la posibilidad de una respuesta unificada" ante la crisis palestina.
“Realmente es muy difícil pensar que alguien podría detenerlo (a Trump), pero en realidad hay que entender que Estados Unidos no es solamente el presidente Trump, es EEUU, un país muy complejo, con muchos ámbitos de decisión. Más allá de la voluntad del presidente Trump, creo que habrá otras instancias que entenderán la complejidad y el impacto que esto puede tener para toda la región y también para el sistema internacional”, aseveró.
Esta falta de unidad se ha evidenciado desde hace décadas, lo que suscita la preocupación de que cualquier plan para Gazaque contemple el desplazamiento de personas encuentre una fuerte resistencia de países vecinos.
Botta dijo que "no es solo una cuestión de escombros y economía; hay un significado humano detrás de esa tierra".
La verdadera dificultad radica en abordar la situación política interna de Gaza, que no se limita a la reconstrucción, sino que involucra a quienes ejercerán el gobierno y cómo se abordarán las necesidades de una población en crisis.
Según el especialista, por ejemplo, “ningún gobernante egipcio o jordano va a priorizar la situación palestina sobre el interés de su Estado”. Esto representa un obstáculo significativo en el camino hacia una solución viable para Gaza.