Entre las montañas de El Peñol, Oriente de Antioquia, se levanta uno de los templos más insólitos y místicos de Colombia: El Marial, una iglesia natural construida bajo una enorme formación rocosa, donde la devoción y la naturaleza se reúnen en un mismo espacio.
Un santuario esculpido por el tiempo
El paisaje que rodea El Marial está dominado por dos gigantescas piedras que, debido a una curiosidad geológica, parecen sostenerse en equilibrio. En el espacio que se abre entre ellas, los fieles erigieron un templo al aire libre, donde hoy se celebran misas diarias y se congregan cientos de devotos cada mes.
Más allá de su singular belleza natural, el lugar guarda una historia que ha alimentado la fe de generaciones: una aparición mariana, una fuente de agua considerada milagrosa y una comunidad que mantiene viva su tradición desde hace más de un siglo.
El origen de la devoción
Según registros históricos, en 1903 el presbítero José Dolores Giraldo aseguró haber visto en El Marial a la Virgen María, bajo la advocación de la Divina Pastora. Impactado por la visión, el sacerdote impulsó la idea de fundar una ciudad llamada Marialía, aunque el proyecto nunca se concretó.
Desde entonces, El Marial se transformó en un lugar de peregrinación para quienes buscan milagros, respuestas o simplemente un espacio de recogimiento espiritual.
Agua que brota de la roca
Uno de los mayores atractivos de El Marial es una fuente de agua cristalina que se origina directamente de las piedras. Esta agua es considerada por muchos peregrinos como milagrosa, motivo por el cual es común ver a los visitantes echarle de ella a enfermos o llevar pequeñas cantidades como símbolo de protección.
Cómo llegar a El Marial, en Antioquia
El Marial se encuentra a unos 12 kilómetros del casco urbano de El Peñol, en la vía que conduce hacia San Vicente Ferrer. Desde Medellín, el trayecto toma aproximadamente dos horas por carretera. El sitio es de fácil para visitantes de todas las edades y permanece abierto todos los días, con misas a las 6:30 a.m. y 2:00 p.m.
El evento más importante del año ocurre el último sábado de mayo, cuando miles de peregrinos recorren a pie el camino hasta el santuario, en una manifestación de fe que llena de rezos y cantos la montaña.
Pero más allá del fervor religioso, El Marial ofrece un espacio para la contemplación. Desde su cima se aprecian las aguas del embalse Peñol-Guatapé y el verde intenso que caracteriza al oriente antioqueño.