
El fin del mundo llegará antes de lo esperado: nuevo algoritmo cambia el destino del Universo
Un hallazgo revolucionario pone fecha límite a los restos estelares y redefine la cronología del universo. No estamos lejos.

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Durante décadas, la mayoría de los modelos científicos asumían que el fin del Universo se encontraba en un futuro inimaginablemente lejano. Se creía que los agujeros negros serían los últimos vestigios del cosmos, evaporándose lentamente a través de la radiación de Hawking durante un tiempo tan extenso que desafía la comprensión humana: hasta 10 1100 10^{1100} 101100 años.
Sin embargo, un nuevo estudio liderado por el astrofísico Heino Falcke, junto a Michael F. Wondrak y Walter D. van Suijlekom, ha dado un vuelco a esta visión.
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Publicado enJournal of Cosmology and Astroparticle Physics,el trabajo propone un nuevo límite superior para la duración de los objetos estelares mediante un proceso llamado producción gravitacional de pares de partículas, incluso sin necesidad de un horizonte de sucesos como el de los agujeros negros.
Utilizando la teoría cuántica de campos en espacios curvos y una reinterpretación de la radiación de Hawking, los investigadores calcularon cuánto tiempo podrían durar los remanentes estelares, como estrellas de neutrones y enanas blancas. El resultado: el universo podría estar destinado a desaparecer en "tan solo" 10 68 10^{68} 1068 años, una cifra enormemente menor a lo estimado anteriormente.
Lo más impactante es que este modelo también aplica a objetos sin horizonte de eventos, como las estrellas de neutrones y las enanas blancas. Esto significa que el proceso de evaporación cósmica no está limitado solo a los agujeros negros.
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Este fenómeno es análogo al efecto Schwinger, donde un campo eléctrico intenso puede separar pares virtuales de partículas y antipartículas, convirtiéndolos en reales. En el nuevo modelo, la curvatura del espacio-tiempo por sí sola puede generar estos pares, lo que lleva a una pérdida gradual de masa del objeto, hasta su eventual desaparición.
Esta pérdida ocurre de forma extremadamente lenta, con una energía mínima emitida, pero constante en el tiempo. La clave es que la duración de estos objetos no depende de su masa total, sino de su densidad media, lo que lleva a una fórmula general:
τ ∝ ρ⁻³ᐟ²,donde τ es el tiempo de vida y ρ la densidad del objeto.
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De acuerdo con este modelo:
Objetos con densidades más bajas, como planetas, lunas o incluso el cuerpo humano, también estarían sujetos a este proceso, pero en escalas de tiempo tan extensas como 10 90 10^{90} 1090 años o más, lo que los hace insignificantes a nivel cosmológico.
El final definitivo de todos los objetos físicos en el universo no significa un "apocalipsis explosivo", sino un vacío total, sin estrellas, sin materia, sin energía detectable. Solo fluctuaciones cuánticas perdurarían. Este escenario redefine el concepto de "fin del mundo" desde una perspectiva cósmica, planteando nuevas preguntas sobre la termodinámica del universo y el destino final de la información.
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El estudio también menciona la posibilidad de que restos de universos anteriores pudieran haber sobrevivido hasta el presente, siempre que su densidad no supere cierto límite crítico. Esto abre especulaciones fascinantes sobre universos cíclicos o multiversos.
El nuevo modelo propuesto por Falcke y su equipo marca un antes y un después en la comprensión del futuro del universo. No solo anticipa un final más cercano (en términos cósmicos), sino que redefine qué objetos pueden llegar hasta él y cómo. Aunque aún estamos a eones de presenciarlo, la ciencia acaba de acercarnos un poco más al inevitable fin del todo.
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