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La región del Catatumbo, ubicada en el departamento de Norte de Santander, atraviesa una de las crisis humanitarias más graves de su historia reciente. Así lo denunció Junior Maldonado, director de la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), en entrevista con Mañanas Blu. Maldonado aseguró que el conflicto armado entre el ELN y las disidencias de las FARC ha generado un desplazamiento masivo, crisis alimentaria y decenas de víctimas mortales.
“Hoy enfrentamos una tragedia humanitaria sin precedentes”, expresó.
e acuerdo con Maldonado, los enfrentamientos que comenzaron el 15 de enero de 2025 han dejado hasta ahora más de 32.600 personas desplazadas hacia Ocaña, Cúcuta y Tibú.
“Estos desplazamientos masivos son una consecuencia directa de la disputa territorial entre los actores armados”, explicó. Además, mencionó que los registros de su organización dan cuenta de al menos 60 personas asesinadas y 25 heridas en menos de dos semanas.
El líder campesino también destacó que esta crisis no tomó por sorpresa a las comunidades ni a las autoridades. Según él, desde el año pasado, Ascamcat y otras organizaciones sociales habían alertado sobre el aumento de tensiones entre el ELN y las disidencias de las Farc.
“En diciembre de 2024 advertimos sobre los roces en el territorio, pero nunca se tomaron medidas preventivas. Hoy estamos pagando las consecuencias de esa inacción”, afirmó.
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La confrontación entre estos dos grupos armados tiene como trasfondo el control de corredores estratégicos para el narcotráfico y otros negocios ilícitos en la frontera colombo-venezolana. Aunque Maldonado evitó señalar con precisión el origen de las tensiones, recalcó que el territorio enfrenta “disputas económicas de la frontera que agravan aún más la situación de los campesinos”.
Por otro lado, mencionó que, a pesar de la presencia de la fuerza pública y las reuniones entre el gobierno nacional y las comunidades afectadas, el control territorial sigue siendo incierto.
“Hoy no se puede decir quién manda en el Catatumbo. La población está atrapada en medio de este conflicto sin garantías de seguridad”, lamentó.
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La crisis humanitaria ha provocado que muchas comunidades en el Catatumbo permanezcan confinadas y sin a alimentos ni medicinas. Según Maldonado, los refugios humanitarios albergan a cientos de personas, incluidos firmantes del Acuerdo de Paz de 2016 y comunidades indígenas que carecen de lo más básico para sobrevivir.
“Hay comunidades donde no se ha podido llevar alimentación ni por tierra ni por aire. Es urgente establecer corredores humanitarios para abastecer a estas personas y rescatar a los heridos y cuerpos de las víctimas que aún permanecen en las zonas de enfrentamiento”, enfatizó.
Asimismo, recordó que en 2021 se habían planteado “mínimos humanitarios” en el territorio, los cuales fueron reconocidos por el ELN y otros actores armados. No obstante, hasta la fecha no ha habido un pronunciamiento oficial por parte de los grupos enfrentados para garantizar la seguridad de las comunidades.
La crisis no solo afecta a las comunidades campesinas, sino también a los líderes sociales, quienes han sido blanco de amenazas tanto por parte del ELN como de las disidencias de las FARC. Maldonado, quien tuvo que abandonar su hogar en el corregimiento La Gabarra, señaló que el 70 % de los líderes sociales del Catatumbo han salido de la región debido al riesgo que implica defender los derechos humanos en medio del conflicto.
“Nuestra labor de ser la voz de las comunidades nos convierte en objetivos de estas estructuras armadas. Es otro drama que se suma a la tragedia del Catatumbo”, expresó.
Junior Maldonado concluyó la entrevista haciendo un llamado urgente al gobierno nacional y a la comunidad internacional para atender la crisis humanitaria y evitar que la situación empeore.
“El Catatumbo lleva años apostándole a la paz, pero esta tragedia muestra que las promesas de estabilidad y desarrollo no se han cumplido. Necesitamos soluciones integrales y voluntad política para garantizar la vida y el bienestar de los habitantes de esta región”, dijo.
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Mientras tanto, el futuro del Catatumbo sigue siendo incierto, con miles de personas desplazadas y atrapadas en una lucha de poder que ha convertido a esta región en un escenario de dolor y desesperanza.
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