Con ritual indígena, Pablo Vera asumió rectoría de la Universidad del Magdalena

Las autoridades tradicionales de los pueblos Kogui y Arhuaco bajaron desde sus resguardos, ubicados en la Sierra Nevada de Santa Marta, y en un ritual encomendaron a Pablo Vera Salazar, ante la Madre Tierra. Colocaron en las muñecas de las manos del rector dos manillas de algodón, como símbolo de armonía y de la unión del saber ancestral con el conocimiento científico y le entregaron un bastón de mando.Vera Salazar se convirtió en el primer rector en la historia de la Universidad del Magdalena en ser reelegido por segundo periodo consecutivo. Y a pesar de las críticas por la decisión de continuar en el cargo, en una multitudinaria ceremonia se posesionó para lo que sería su cuarto cuatrienio.“Gracias al diálogo se logró la unión ancestral con la academia y gracias al trabajo del rector hoy nuestros jóvenes indígenas tienen un espacio para desarrollarse desde nuestra interculturalidad. Encomendamos al rector su protección y que continúe trabajando con resultados, por eso la entrega del bastón de mando”, expresó el Mamo Camilo Izquierdo.El momento donde se ratificó esa hermandad entre la institución con las comunidades aborígenes concluyó con un aplauso colectivo y el respeto del rector Pablo Vera Salazar al asumir su cargo con un compromiso renovado hacia los pueblos indígenas, con la universidad misma y con la naturaleza. “Nuestro compromiso es tener tres sedes en el territorio y la primera será en Katansama”, dijo el rector.Agregó que “el bastón significa nuestra independencia académica, esa que apropia lo mejor de la sabiduría ancestral y el conocimiento científico. Les aseguro que vamos a expandir este modelo intercultural que requiere Latinoamérica en las universidades, donde siempre se reconozca lo mejor de nuestras comunidades indígenas”, puntualizó el rector Vera Salazar.En este nuevo cuatrienio el rector espera poner en marchar varios proyectos entre los que se encuentra el nuevo edificio Río Magdalena y el programa Talento Santa Marta con el que le abriría la posibilidad de ingresar a la educación superior jóvenes de escasos recursos de la capital del Magdalena.