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Por estos días el municipio de Necoclí afronta una compleja situación en materia de salud pública y de prestación de estos servicios en el Hospital San Sebastián de Urabá por cuenta de la crisis migratoria.
Y es que enfermedades de alta complejidad e incluso un reciente brote de malaria y dengue en esta población representan un serio riesgo para el funcionamiento de este centro de atención que cada mes puede atender hasta 60 migrantes.
La extensión de los servicios a esta población trae consigo la escasez de insumos médicos, altas cargas laborales para el personal e incluso incrementa la deuda que el sistema de salud en cabeza del Gobierno nacional tiene con el hospital, como lo aseguró su gerente, Wilder Peñafiel Arias.
"A nosotros nos mandan una parte de los recursos del de la atención por el ADRES para atender A la población de Necoclí, más esa población no la tenemos identificada. Por eso en este momento se nos está desfasando financieramente el hospital", destacó el directivo.
Las alarmas están encendidas en esta localidad del Urabá antioqueño catalogada como de sexta categoría y que precisamente estaría en serias complicaciones económicas para atender una emergencia sanitaria, especialmente ante situaciones como la reciente advertencia por la viruela del mono.
Desde el gobierno local han pedido el acompañamiento del Estado con recursos destinados específicamente para atender a estos migrantes que diariamente llegan por cientos a Necoclí para continuar su travesía hacia Norteamérica y que por sus mismas complicaciones de salud les estarían evitando la posibilidad de atención a pacientes del mismo municipio.
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