No es casualidad que los integrantes de la denominada Primera Línea hayan vuelto a sus protestas luego del reversazo del Gobierno en su intención de sacar a sus detenidos de las cárceles vía indulto presidencial.
Esta batalla la había emprendido Gustavo Petro desde que ganó la presidencia en segunda vuelta, cuando en su discurso de victoria le solicitó al Fiscal General que dejara libres a los jóvenes detenidos por participar en disturbios y actos violentos, argumentando que su detención había sido injusta.
Sin duda, la Primera Línea, expresión que surgió como una organización en medio de las protestas contra la fallida reforma tributaria de Alberto Carrasquilla en marzo de 2021, fue uno de los respaldos que tuvo el Pacto Histórico para llegar al poder y a eso obedece el afán del gobierno para buscar la libertad de los detenidos.
Este es un asunto de mucha complejidad, porque los indultos presidenciales o la designación como gestores de convivencia, pueden ser vistos como un escenario de impunidad para quienes atacaron e hirieron policías, destruyeron CAIS, incendiaron buses de Transmilenio entre otros hechos violentos.
Pero por otro lado, no tendría sentido que en el marco de la llamada paz total, integrantes de grupos guerrilleros como el ELN o grupos de narcos puros como el clan del Golfo puedan tener beneficios penales, eventualmente sin ir a la cárcel, mientras que los jóvenes partícipes de vandalismo permanezcan detenidos y condenados.
No hay claridad desde el Gobierno sobre cuáles son las condiciones de resocialización y de no repetición a cambio de los indultos presidenciales, que volverán a presentarse al Congreso en los próximos días.
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