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A lo largo de los años, el país ha demostrado una resiliencia notable en el cultivo de este grano, consolidándose como el primer producto de exportación no minero. La producción cafetera no solo beneficia a miles de agricultores, sino que también irrigue más de 603 municipios, tejiendo un vínculo indisoluble entre el café y el desarrollo económico y social del país.
El gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Germán Bahamón, ha destacado el esfuerzo constante de los cafeteros en la recuperación de la producción tras los efectos devastadores del fenómeno de La Niña. “Hay una recuperación de la producción en la plantación cafetera gracias a los cafeteros que siempre han estado ahí para acompañar el desarrollo económico de las regiones y del tejido social”, afirmó Bahamón. Y es que, tras un año de transición en 2023, la producción ha comenzado a repuntar gracias a la mejora en las condiciones climáticas, particularmente la llegada de energía lumínica en el segundo semestre.
Por otra parte, la Federación de Cafeteros ha trabajado para establecer “pilares fundamentales que permitan que el café siga siendo el primer producto de exportación no minero de Colombia”, agregó el gerente. Este esfuerzo se ha traducido en un aumento significativo en la producción, que se sitúa actualmente en 842,000 hectáreas y una producción de 125 millones de sacos de café, marcando un camino esperanzador para los caficultores del país.
Sin embargo, el clima sigue siendo un factor preocupante. “Nosotros estamos muy preocupados de todos modos con esta variabilidad climatológica”, comentó Bahamón, señalando que los patrones climáticos predecibles de antaño han cambiado. "Antes, el ciclo productivo del café se dividía en dos cosechas bien definidas; ahora, los cafetales producen durante todo el año, lo que requiere una adaptación constante por parte de los agricultores".
Este fenómeno no solo afecta a Colombia; otros grandes productores como Brasil enfrentan dificultades similares. “En Brasil, más de 150 días sin lluvias han afectado la productividad”, dijp el gerente, sin embargo, mientras otros países disminuyen su producción, Colombia se mantiene en crecimiento, lo que podría significar una ventaja competitiva en el mercado global.
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El precio del café también ha experimentado variaciones notables. “Los precios en Colombia no los pone ni al Macafé ni la Federación; los precios los pone una bolsa de Nueva York”, explicó el gerente, aludiendo a un aumento del 54 % en la cotización de la libra en el último año. Esto, junto con la tasa representativa del mercado, afecta directamente lo que reciben los caficultores en el país.
Colombia no es ajena a la competencia internacional, especialmente con países como Vietnam, que han comenzado a diversificar sus cultivos. “Definitivamente hay países que han venido siendo afectados por el cambio climático”, dijo, enfatizando la importancia de mantenerse alerta ante el cambio en el mercado global del café.
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Sin embargo, a medida que el café colombiano comienza a recuperarse y los precios se estabilizan, se abre un panorama alentador para los agricultores y la economía del país. La adaptación a un clima cambiante y la competencia internacional seguirán siendo retos clave en los próximos años. El compromiso de los cafeteros y el apoyo institucional serán fundamentales para asegurar que el café siga siendo el motor de desarrollo de Colombia, un país que ha hecho del café su emblema.
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