En una de las cartas escritas por Gustavo Jamid, prisionero del ELN en la cárcel La Modelo, el 15 de mayo de 2000 de su puño y letra le dijo al teniente Reynaldo Fierro, director en esa época del penal, cómo más de 100 hombres fuertemente armados de las AUC masacraron a 30 internos del patio 4 de máxima seguridad.
“Con la complicidad de su dirección y del cuerpo de custodia, que en ningún momento intervino ni siquiera con gases lacrimógenos para evitar la masacre”, dice un aparte de la carta.
“Mientras se perpetraba la matanza de internos en el patio 4 y ante el clamor de las madres y esposas, la Policía y la Guardia Penitenciaria no realizaron una acción punitiva frente al macabro baño de sangre que duró más de 24 horas”, agrega el texto.
En otra carta conocida por Blu Radio, el 4 de mayo de ese mismo año, Jamid le contó a la organización de derechos humanos Comité de Solidaridad de Presos Políticos que la matanza que se venía ejecutando en la cárcel La Modelo “obedecía a la política de exterminio de las AUC por las diferencias en torno a la zonas de despeje para llevar a cabo la Convención Nacional del ELN”.
Incluso, el recluso dice que los paramilitares presos tenían “un arsenal de guerra entre fusiles, granadas y todo tipo de armas de uso privativo”.
Fueron decenas de comunicaciones enviadas desde la cárcel La Modelo advirtiendo de la matanza, por lo que pedían traslados a la cárcel La Picota para no ser blanco de torturas.
En las cartas escritas al Comité de Solidaridad de Presos Políticos retrataban cómo el 27 de abril de 2000 se dio contra los internos esta matanza que inició tumbándole las paredes, lanzando granadas y ráfagas de fusil.
Después de los hechos, la Defensoría del Pueblo reseñó en un documento de 7 páginas ante la Procuraduría Delegada para Asuntos de Derechos Humanos un relato de los internos donde decían que mientras se perpetraba el asesinato de las personas, un grupo de la Guardia del Inpec permanecía en la puerta blindad al costado sur de la cárcel observando a través del vidrio lo que estaba ocurriendo al interior, sin hacer nada.