En el marco de las sesiones de la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas, la ministra de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia, hizo una controvertida solicitud con el fin, según ella, de hacerle frente al narcotráfico. Instó a la comunidad internacional a un debate inclusivo para reformar el actual régimen global de drogas.
Sarabia enfatizó que, pese a los esfuerzos y los miles de millones invertidos, la estrategia vigente ha fracasado en reducir la producción, el tráfico y el consumo de drogas. “La evidencia es contundente: el narcotráfico ha frenado el desarrollo de nuestro país, ha victimizado a millones de campesinos, ha financiado grupos terroristas y ha devastado ecosistemas esenciales como la Amazonía”, declaró.
Colombia presentó ante la ONU una propuesta basada en dos ejes: la exclusión de la hoja de coca de la lista de sustancias más dañinas y la generación de alternativas económicas para las comunidades afectadas.
Sobre el primer punto y que ya genera reacciones de todo tipo, Sarabia argumentó que la hoja de coca no es en sí misma perjudicial y que su aprovechamiento industrial podría debilitar el control del narcotráfico. “Solo podremos arrebatársela a los narcotraficantes si aprovechamos su potencial en usos industriales, como fertilizantes y bebidas”, afirmó.
En cuanto a las comunidades golpeadas por el narcotráfico, la canciller subrayó la necesidad de proyectos productivos como el cultivo de cacao y café en regiones como el Catatumbo y el Cañón del Micay. “No podemos permitir que las comunidades queden atrapadas en la violencia y el abandono”, sostuvo.
Finalmente, Sarabia instó a un uso más eficiente de los recursos internacionales destinados a la lucha antidrogas y reiteró la necesidad de un enfoque basado en la evidencia y el respeto a la vida. “Reformar el régimen global de drogas no significa normalizar el narcotráfico, sino dotarnos de herramientas más eficaces para combatirlo”, concluyó.