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El exnarcotraficante Carlos Lehder, uno de los fundadores del temido Cartel de Medellín, volvió a ser noticia tras una entrevista concedida a Mañanas Blu, donde explicó el contexto de una de sus frases más controversiales: “La cocaína es la bomba atómica de los colombianos contra Estados Unidos.”
Lehder, quien cumplió 34 años de prisión en Estados Unidos, fue extraditado en los años 80 tras ser entregado por el propio Pablo Escobar a través de su lugarteniente ‘Popeye’. Condenado inicialmente a cadena perpetua, fue liberado recientemente y trasladado a Alemania, país natal de su padre. Hoy, de regreso en Colombia, dice haber reflexionado profundamente sobre su pasado criminal.
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De la exaltación del narcotráfico al arrepentimiento. Durante los años de auge del narcotráfico en Colombia, Lehder se convirtió en un ferviente activista contra la extradición. Llenaba plazas con encendidos discursos antiimperialistas, en los que proclamaba que la cocaína era la "arma de poder" latinoamericana frente a los Estados Unidos.
Sin embargo, el tiempo en prisión cambió su perspectiva.
“Yo creía que el fin justificaba los medios. Cometí muchos errores y fui un radical. Ahora soy padre y abuelo, y después de más de tres décadas en una cárcel brutal, tuve media vida para recapacitar”, dijo en entrevista con Blu Radio.
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Hoy, Lehder afirmó haber encontrado un nuevo propósito. Asegura que trabaja en un libro en el que expone las razones por las que el camino del narcotráfico conduce al abismo:
Quiero transmitir que el camino de la droga no tiene salida. Es un camino sin punto, que solo dirige al vacío. Lo escribo desde la reflexión moral, humana y cristiana
Delator de Noriega
Uno de los puntos más polémicos de su historia reciente fue su liberación como resultado de su colaboración con la justicia estadounidense. Según informes, Lehder delató al general panameño Manuel Noriega, lo que fue clave en su condena y también en su posterior liberación como “recompensa”.
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Un pasado marcado por extremos Carlos Lehder es una figura tan contradictoria como polémica. Hijo de padre alemán, profesó iración por John Lennon y Adolf Hitler, y en su momento soñó con un proyecto político propio, cargado de discursos nacionalistas y radicales.
Hoy, en contraste, busca reconstruir su imagen y dejar un mensaje de advertencia:
“Pido perdón por los crímenes cometidos. No hay nada glorioso en el narcotráfico. Solo muerte, destrucción y dolor”.
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