
Solo carros diésel: en este lugar está prohibido tener auto eléctrico o a gasolina
En este territorio se encuentran instalaciones de gran importancia científica y de defensa, como el Observatorio Green Bank.

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Mientras que gran parte del mundo avanza la adopción de carros eléctricos y la eliminación progresiva de los motores de combustión interna, en Estados Unidos existe una zona en la que solo se permite circular con vehículos diésel… y no cualquiera: deben ser modelos fabricados en los años 70.
Esta situación ocurre en un lugar conocido como The Quiet Zone, una región con estrictas restricciones tecnológicas, ubicada entre los estados de Virginia y Virginia Occidental, y que abarca cerca de 34.000 kilómetros cuadrados.
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En este territorio se encuentran instalaciones de gran importancia científica y de defensa, como el Observatorio Green Bank y la Sugar Grove Station, las cuales requieren un ambiente libre de interferencias electromagnéticas para operar correctamente.
¿Qué hay restricciones en The Quiet Zone?
Desde 1958, esta zona mantiene regulaciones estrictas que limitan o prohíben el uso de dispositivos que puedan generar emisiones de radiofrecuencia, lo que incluye celulares, redes wifi, estaciones de radio, y otros equipos electrónicos comunes.
Los empleados del lugar incluso realizan patrullajes periódicos para detectar y neutralizar cualquier fuente que pueda alterar el funcionamiento de los instrumentos de investigación.
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¿Por qué solo puede haber autos diésel?
Entre las restricciones se encuentra una medida particular relacionada con los vehículos. En The Quiet Zone están prohibidos los carros eléctricos y los de gasolina. Únicamente pueden circular coches diésel fabricados en la década de 1970.
La razón de esta política tiene que ver con las características mecánicas de estos modelos: utilizan un sistema de inyección de combustible completamente mecánico, sin componentes electrónicos que emitan interferencias.
Según explicaciones técnicas, los motores diésel antiguos funcionan por compresión del combustible, sin necesidad de una chispa generada por bujías, como ocurre en los motores a gasolina. Esta chispa, aunque mínima, produce emisiones electromagnéticas que interfieren con los radiotelescopios.
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Por su parte, los vehículos eléctricos contienen numerosos circuitos electrónicos que también emiten señales que pueden afectar la precisión de las investigaciones científicas que allí se desarrollan.
El radiotelescopio de Green Bank, por ejemplo, es uno de los más sensibles del mundo, capaz de captar señales extremadamente débiles provenientes del espacio. Su funcionamiento depende de la limpieza del entorno electromagnético, razón por la cual incluso las poblaciones cercanas como Staunton y Harrisonburg deben acatar estas normativas.