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En Colombia, la posibilidad de seguir conduciendo no está estrictamente limitada por una edad máxima, sino que depende de varios factores relacionados con la condición física y mental del conductor.
El Código Nacional de Tránsito, en su artículo 22, establece las reglas sobre la vigencia de las licencias de conducción, diferenciando entre vehículos de servicio particular y de servicio público, así como los rangos de edad de los conductores.
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Para conductores de vehículos de servicio particular, la vigencia de la licencia varía de acuerdo con la edad de la persona. Aquellos que tengan menos de 60 años podrán contar con una licencia con una duración de diez años. Para personas entre los 60 y 80 años, la vigencia se reduce a cinco años. Finalmente, para conductores mayores de 80 años, la renovación de la licencia debe hacerse cada año.
En el caso de los conductores de vehículos de servicio público, las reglas son más estrictas debido a la responsabilidad adicional que implica el transporte de pasajeros. Para conductores menores de 60 años, la licencia se otorga por un período de tres años. A partir de los 60 años, la vigencia es de un año, independientemente de la edad exacta del conductor.
La renovación de la licencia de conducción en Colombia requiere la presentación de un nuevo examen que evalúe la aptitud física, mental y de coordinación motriz del conductor. Este proceso es obligatorio para todos los conductores que deseen extender su derecho a manejar, especialmente cuando se alcanza una edad avanzada. La renovación también está condicionada por la validación delRUNT (Registro Único Nacional de Tránsito), el cual verifica que el conductor no tenga deudas pendientes relacionadas con multas de tránsito.
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Uno de los principales debates en torno a la conducción en personas mayores está relacionado con la seguridad vial. A medida que envejecemos, es común experimentar ciertos deterioros en nuestra capacidad visual, auditiva y de reacción. Estas limitaciones pueden aumentar los riesgos de accidentes de tránsito, especialmente en situaciones de alto estrés, como el tráfico en las grandes ciudades. Sin embargo, muchos expertos coinciden en que no se trata solo de la edad, sino del estado de salud en general.
Además, los familiares juegan un rol clave. Ellos deben estar atentos a los signos de alerta en los conductores mayores, tales como olvidos frecuentes, problemas de orientación o disminución en los reflejos al manejar.
A pesar de que la normativa colombiana no establece un límite fijo de edad para dejar de conducir, algunos sectores han comenzado a cuestionar si debiera implementarse una restricción más clara. Países como España y Japón ya han adoptado medidas específicas para reducir la conducción en personas de avanzada edad, bien sea exigiendo exámenes más frecuentes o directamente revocando la licencia a partir de ciertas edades. En Colombia, la discusión aún está en fases tempranas, pero con el envejecimiento progresivo de la población, es posible que en un futuro cercano se debatan cambios en la ley.
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