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En las oficinas de PDVSA en Colombia el anuncio del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de imponer aranceles de 25 % a cualquier país que explote, extraiga o compre petróleo y gas venezolano y a las compañías que lo hagan debió caer como un rayo.
Y es que hasta la semana pasada, PDVSA Gas estaba trabajando en el plan de poner a punto el gasoducto Antonio Ricaurte que permitiría a Colombia traer gas desde Venezuela.
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"Actualmente, PDVSA GAS S.A. SUCURSAL COLOMBIA se encuentra en la ejecución de actividades para la rehabilitación del Gasoducto Transcaribeño Antonio Ricaurte Tramo Colombiano y ha cumplido a cabalidad con los pagos y, planes establecidos en el acuerdo de reorganización", dijo la empresa en respuesta a un derecho de petición de Blu Radio en un documento fechado el 20 de marzo.
Y es que el elemento central del plan de negocios con el que PDVSA se salvó de la liquidación en Colombia era volver a habilitar el transporte de gas natural entre Colombia y Venezuela.
Comprar gas a Venezuela, una idea en la que el Gobierno nacional había mostrado mucho interés. En varias oportunidades el CEO de Ecopetrol, Ricardo Roa, ha dicho que ese gas podría ser una opción atractiva para Colombia, ahora que el país está comprando más gas importado para atender su demanda.
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Según fuentes del sector, PDVSA había contratado ya una inspección y una ingeniería para evaluar las opciones de reparación del ducto. Sin embargo, con el anuncio del fin de semana la posibilidad de que se realicen esos trabajos quedará en el aire.
Si Ecopetrol o cualquier otra compañía privada en Colombia compran venezolano se expondrán no solo a los aranceles, sino a sanciones de la Lista Clinton.
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