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La agricultura de precisión o agricultura 4.0 ya no es una promesa futura, sino una realidad que está transformando el campo colombiano, especialmente en el cultivo de aguacate Hass.
En regiones de topografía compleja como Antioquia, herramientas tecnológicas como sensores de humedad, drones, imágenes satelitales y plataformas de análisis de datos permiten a los agricultores tomar decisiones informadas en tiempo real. Este enfoque optimiza procesos como el riego, la fertilización y el control fitosanitario, lo que no solo mejora la rentabilidad, sino que también contribuye a una producción más sostenible.
Uno de los desafíos más críticos —el manejo eficiente del agua— se enfrenta hoy con sensores como pluviómetros y tensiómetros, que permiten usar solo la cantidad necesaria de agua, garantizando condiciones ideales para el desarrollo del cultivo sin desperdiciar recursos.
Empresas pioneras como Avovite, con sede en Montebello (Antioquia), demuestran el impacto positivo de esta transformación. Según su gerente, Emir Silva, su proyecto agrícola fue diseñado desde cero bajo los principios de la agricultura de precisión. Cuatro años después, los resultados son evidentes: decisiones basadas en datos reemplazan la intuición, y cada etapa del proceso es monitoreada con precisión.
Desde plataformas que gestionan al personal en campo, hasta sistemas de trazabilidad basados en blockchain donde cada árbol está tokenizado con su historial agronómico, la tecnología está elevando los estándares de calidad, sostenibilidad y transparencia. En zonas áridas o con condiciones climáticas variables, ya se empieza a hablar de riego automatizado controlado por sensores IoT y alertas meteorológicas.
Sin duda este tipo de agricultura puede ser un aliando para los campesinos en el país y así optimizar sus resultados con diferentes cultivos.