El Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictó una sentencia histórica al fallar a favor de una mujer sa, identificada como H.W., quien había sido culpada por los tribunales de su país de la ruptura de su matrimonio debido a que no mantenía relaciones sexuales con su esposo.
El tribunal determinó que los tribunales ses violaron el derecho de H.W. al respeto de su vida privada y familiar, sentando un precedente importante para los derechos de las mujeres.
Esta situación comenzó en 2012, pero la corte no dictó su sentencia hasta 2019, tras años de litigio legal. Ahora, el caso captó la atención internacional pues la corte argumentó que obligar a una pareja a tener relaciones sexuales va en contra de la libertad sexual de los individuos.
La obligatoria conyugal, según dictaminaron, no solo ética, sino también legalmente, no puede prevalecer sobre el derecho básico a la autonomía sexual.
Al respecto habló Lilia Mhissen, abogada defensora de H.W y quien les ganó el caso a los tribunales ses. En diálogo con Mañanas Blu, con Camila Zuluaga, expresó que esta decisión es un hito en la lucha por los derechos de las mujeres y la autonomía dentro del matrimonio.
"Es escandaloso que en pleno siglo XXI existan sentencias que perpetúan la violencia de género y la cosificación de las personas dentro de una relación", dijo.
También hizo eco de un punto a tener en cuenta, la demandante dejó de tener relaciones por violencia doméstica por parte de su esposo. Cuando fue culpada por el divorcio, acudió a la abogada, quien logró dar este giro histórico.
La decisión del Tribunal de Estrasburgo es vinculante, lo que significa que obligará a la legislación de Francia a adaptarse para alinearse con este nuevo entendimiento de las obligaciones conyugales. En ese sentido, explicó que el ministro de Justicia francés ya intervino y que se revisará la legislación actual para reflejar esta importante sentencia.
Este contexto plantea interrogantes sobre cómo otros países de Europa y del mundo manejarán temas similares, dado que muchas legislaciones aún consideran el incumplimiento de deberes conyugales, como la falta de relaciones sexuales, como causa suficiente para el divorcio.
La sentencia podría sentar un importante precedente para futuros litigios, reafirmando la idea de que cada individuo tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo y su sexualidad.
La abogada concluyó que este fallo no solo beneficia a una mujer, sino que promueve un cambio cultural hacia la libertad sexual y el respeto en las relaciones. Definió la victoria como la esperanza de que menos personas se encuentren atrapadas en matrimonios donde la intimidad se use como herramienta de control.