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La percepción de este símbolo oscila entre considerarlo una expresión de formalidad, una señal de seriedad o, en algunos casos, una posible manifestación de descortesía. Poner punto al final de cada frase, puede generar inquietud o interpretarse de diferentes formas, especialmente en plataformas digitales como WhatsApp, Facebook Messenger y otras aplicaciones, que han redefinido las normas de interacción y comunicación textual.
Según Gretchen McCulloch, lingüista de internet, cada vez más personas perciben los mensajes con punto final como poco sinceros o incluso pasivo-agresivos. Esto ocurre especialmente en los contextos digitales, donde los jóvenes tienden a enviar mensajes breves, limitándose a una idea por mensaje y evitando caracteres innecesarios. "Cualquier símbolo adicional puede cambiar la interpretación", explica McCulloch.
Un estudio realizado en 2015 por la Universidad de Binghamton respalda esta percepción. Los investigadores descubrieron que los mensajes de texto terminados con punto final eran considerados menos sinceros que aquellos sin punto. Este fenómeno tiene raíces en cómo usamos el punto en la comunicación verbal, donde suele acompañarse de un cambio de tono para marcar formalidad o seriedad.
Para McCulloch, el problema surge cuando el tono positivo de un mensaje choca con la seriedad que implica el punto final. Esto puede hacer que un mensaje como "Suena bien." se percibe como distante, mientras que "¡Suena bien!" transmite entusiasmo.
La profesora Erika Darics, de la Universidad de Aston, enfatizó que la interpretación del punto final depende del contexto y las normas del grupo social. Si en un chat de amigos nadie usa puntos y de repente alguien lo hace, puede interpretarse como un indicador de molestia o un cambio en la dinámica emocional.
Además, factores como la edad y la familiaridad con las aplicaciones de mensajería también influyen. Los jóvenes, más acostumbrados al lenguaje digital, suelen omitir el punto final y utilizar otras formas creativas para transmitir emociones, como emojis, stickers o fotos que invitan a continuar la conversación.
Lejos de ser pereza, el uso de jerga y gramática informal en mensajes de texto refleja un esfuerzo consciente por adaptar el lenguaje a este medio. Como señala McCulloch, escribir de manera "incorrecta" o usar emojis para transmitir emociones requiere creatividad, especialmente cuando el autocorrector y el texto predictivo intentan normalizar el lenguaje.
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Por ejemplo, emojis como la cara al revés permiten añadir matices emocionales, como ironía o sarcasmo, que de otra manera serían difíciles de transmitir en texto plano.
En la comunicación digital, el punto final está evolucionando de un marcador de fin a un símbolo cargado de intenciones emocionales. Aunque para algunos sigue siendo una norma gramatical, para otros es un vestigio de formalidad que ya no encaja en la inmediatez y la fluidez del lenguaje digital.
Al final, el lenguaje sigue siendo un reflejo vivo de la sociedad, adaptándose a nuevas formas de interacción y permitiendo, incluso en lo más simple, expresar emociones y conexiones humanas.
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