
De ponerlo al descubierto con el enemigo, a convertirse en su mejor amigo
El patrullero Óscar Beltrán rescató a Mottas del conflicto en las selvas colombianas.

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El municipio de Mapiripán en Meta, es una de esas áreas colombianas donde la violencia ha azotado a sus habitantes de diferentes maneras, y sus espesas selvas sirven como camuflaje para que los grupos armados ilegales se muevan sin ser detectados.
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En medio de esa tupida vegetación, el patrullero de la Policía Óscar Beltrán conoció de manera particular a quien hoy considera como "su mejor amigo": Mottas, un perro criollo color amarillo que pasó de deambular por las selvas a tener una familia.
El curioso encuentro entre el uniformado y el perro se presentó en medio de una operación de extracción en el sector de La Jungla, en Mapiripán; el patrullero narra que vio a Mottas descuidado, con rastas y olía feo.
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“En ese momento, el animal comenzó a ladrar y por situaciones de orden público, el perrito con su ladrar le podría indicar la ubicación al enemigo de donde estábamos, entonces destape mi ración de campaña y le di un pedacito de pan", dijo.
El patrullero cuenta que cuando llegó el helicóptero a sacarlo de la zona, el perro lo siguió y por eso decidió ponerle una cobija y sacarlo de la selva.
“Llegamos a San José del Guaviare, ahí lo lleve a una veterinaria y le hicieron cirugía en las patas porque tenía las uñas muy largas y se las había enterrado", describió.
La recuperación de Mottas siguió con un tratamiento en la piel porque tenía hongos y un baño para quitar la suciedad que lo acompañaba, pero según el veterinario que lo atendió, Mottas duro más de 5 años deambulando por las selvas del Meta.
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"Con mi esposa decidimos adoptarlo, pero ella trabaja en Neiva y yo ahora con el perrito voy para todo lado. Donde estoy yo, esta él así sea trabajando, lloviendo, en moto o entrenando, Mottas siempre me acompaña", relató el patrullero.
Un año después de esta odisea, ahora Mottas vive con el patrullero Beltrán y su esposa, pero además casi que se ha hecho parte de la Policía, pues los mandos superiores del uniformado le permiten que vaya a trabajar acompañado del perro, su amigo fiel.