
Si tiene este grupo sanguíneo, podría envejecer más lento, según un estudio
Una nueva investigación sugiere que el tipo de sangre podría tener un impacto directo en la velocidad con la que envejecemos.

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Aunque durante años se ha creído que el envejecimiento está determinado principalmente por la genética, la alimentación y el estilo de vida, una reciente investigación científica plantea una nueva variable a tener en cuenta: el grupo sanguíneo.
Este descubrimiento ha llamado la atención del mundo académico y de quienes buscan mantener una salud óptima con el paso del tiempo.
Según el estudio, publicado por el medio especializado Planet Today y desarrollado por un equipo internacional de científicos, las personas con tipo de sangre B podrían envejecer más lentamente que aquellas con otros tipos sanguíneos.
Este hallazgo abre la puerta a nuevas líneas de investigación sobre cómo las características biológicas individuales influyen en la longevidad.
De acuerdo con los investigadores, las personas con sangre tipo B presentan una mayor capacidad de regeneración celular, lo que se traduce en una mayor resistencia frente a los efectos del envejecimiento físico.
Esta ventaja se reflejaría en una apariencia más joven y una mayor capacidad para adaptarse a los desafíos del paso del tiempo.
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Sin embargo, los expertos son claros al subrayar que este factor no es determinante por sí solo. La genética heredada, la calidad del sueño, la alimentación balanceada y el manejo del estrés siguen siendo fundamentales para mantener un envejecimiento saludable.
Los tipos de sangre A y O, en contraste, estarían más asociados con un proceso de envejecimiento acelerado. A pesar de ello, esto no implica una sentencia definitiva, sino un mayor desafío frente a los cambios que trae la edad.
En paralelo, un estudio independiente realizado por el Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU. y la Universidad de Ciencias Médicas de Teherán, publicado en BMC Medicine, concluyó que los tipos A, B y AB presentan un 9 % más de riesgo de muerte por causas médicas y un 15 % más de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, en comparación con quienes tienen sangre tipo O.
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Otra investigación previa, desarrollada en Japón y difundida en la revista Experimental Gerontology, ya había sugerido que el tipo B estaría vinculado con una longevidad superior al promedio.
Esta hipótesis refuerza la idea de que ciertos grupos sanguíneos podrían ofrecer ventajas fisiológicas naturales, aunque su efecto dependa también de hábitos y contextos de vida.
A pesar de los datos prometedores, los científicos advierten que la clave sigue estando en el autocuidado diario. Llevar una vida activa, mantener una dieta rica en antioxidantes, evitar el tabaco y controlar enfermedades crónicas son prácticas esenciales para todos, sin importar el grupo sanguíneo.