La sede educativa, ubicada en zona rural, está expuesta a múltiples peligros como deslizamientos de tierra, caída de árboles de gran tamaño y el constante tránsito de vehículos en la vía principal.
Estos riesgos habían sido evidenciados por las directivas de la Institución que desde hace varios años estaban pidiendo reubicación Janet Lagos Machuga rectora del colegio afirmó "durante los últimos 8 años se había solicitado soluciones urgentes ante los riesgos que enfrentan los estudiantes, y hoy es una realidad, las lluvias y los fuertes vientos arrastraron árboles sobre la institución y ahora no tenemos lugar para dictar las clases".
En respuesta a esta situación, la rectora y su equipo directivo han decidido suspender las clases "necesitamos ayuda del Estado, las medidas fueron tomadas para garantizar la seguridad de los estudiantes".
Aunque la situación de emergencia se registró ahora, la situación había sido evidenciada hace 8 años, por lo que la rectora ya había denunciado estos hechos y venía gestionando con la Secretaría de Educación de Santander un terreno para reubicar el colegio.
Las familias del municipio temen que la única alternativa sea volver a la modalidad virtual, como ocurrió durante la pandemia. Esto ha generado preocupación, ya que los padres aseguran que esta metodología no garantiza una adecuada preparación para sus hijos.
Por ahora la medida de suspensión académica se mantiene y permanecerá vigente hasta que se logre la compra de un terreno para la reubicación y la construcción de una nueva sede para la institución que tenga seguridad para los estudiantes y las directivas.
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