
Habla la mamá de joven de 17 años que murió tras jugar con la tabla ouija en Bogotá
Lo que sucedió exactamente durante esa noche continúa siendo un misterio.

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A más de dos años de la muerte de José Mauricio Ospina, un joven de 17 años que perdió la vida en circunstancias aún confusas tras participar en una presunta sesión con una tabla ouija, su madre, Claudia Marleni Ospina, habló públicamente sobre el caso en el pódcast Más allá del silencio, revelando detalles conmovedores y perturbadores sobre lo ocurrido aquella noche del 12 de abril de 2022.
José Mauricio era un adolescente lleno de sueños. Estaba próximo a graduarse del colegio, estudiaba cocina técnica y realizaba prácticas en un restaurante de comida rápida. Su madre lo describe como un joven responsable, alegre y con una fuerte vocación espiritual. Por eso, le resultaba difícil creer que su hijo hubiera estado involucrado en un ritual espiritista.
Sin embargo, los testimonios que surgieron tras su muerte apuntan a que esa noche, junto con otros tres jóvenes, participó en una sesión con una tabla ouija. Aunque las versiones iniciales sugirieron que el grupo había consumido drogas durante el encuentro, los análisis toxicológicos descartaron completamente esa posibilidad.
“Mi hijo no era drogadicto”, reiteró Claudia en el pódcast, donde también participó el padre Andrés Tirado, sacerdote y exorcista con más de 25 años de experiencia. La verdad forense fue contundente: José Mauricio murió por “agresión mecánica con compresión en el cuello”, fue estrangulado.
Lo que sucedió exactamente durante esa noche continúa siendo un misterio. De acuerdo con los relatos de los otros jóvenes presentes, el ambiente se tornó confuso. Algunos testimonios sugieren que la sesión terminó en una situación de violencia y miedo colectivo, donde incluso se habrían agredido entre ellos. Pese a las investigaciones, ninguno ha ofrecido una versión clara de los hechos.
“La tabla ouija es una puerta a fuerzas que no entendemos”, advirtió el padre Tirado. Según explicó, es común que tras su uso se presenten episodios de pánico, escalofríos, sensación de presencias extrañas o, en casos más extremos, comportamientos que podrían interpretarse como posesiones. Asegura haber sido testigo de manifestaciones simultáneas en varios individuos durante este tipo de rituales.
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Claudia, devastada por la falta de respuestas, confiesa que lo más difícil es vivir con la incertidumbre. “Dicen que no se acuerdan de nada”, afirmó.