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La más reciente crisis política que afronta Venezuela cumple tres semanas, sin que exista un camino claro para una solución pacífica que facilite el regreso de la democracia al vecino país.
Han pasado 19 días desde las elecciones presidenciales que se realizaron el pasado 28 de julio y el Consejo Nacional Electoral, que es uno de los poderes públicos en Venezuela, pasó a un segundo plano en la discusión, con sus cinco integrantes prácticamente escondidos, sin haber publicado los resultados detallados de la votación y omitiendo la divulgación de las actas que certifiquen quién fue el ganador en las urnas.
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Desde la óptica del chavismo, la última palabra sobre los resultados de las elecciones presidenciales, la tiene la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia, cuyos integrantes han sido históricamente militantes del partido político de Nicolás Maduro y que este jueves informaron públicamente que comenzaron la auditoría de las actas de votación.
Desde la mirada de la oposición, las leyes venezolanas no habilitan al Tribunal Supremo de Justicia para definir quién es el ganador de las elecciones y según ellos, lo que busca el régimen es buscar darle un tinte de legitimidad a lo sucedido el 28 de julio según la narrativa del oficialismo, es decir, darle la bendición a la supuesta victoria de Nicolás Maduro, para comenzar una nueva fase de represión.
Hablando de represión, la comunidad internacional no puede olvidar dentro de la ecuación para buscar soluciones a la crisis venezolana, las graves violaciones a los Derechos Humanos que ha cometido el régimen de Nicolás Maduro buscando mantenerse en el poder: 25 personas asesinadas, más de 1.300 detenidos simplemente por protestar o por tener contenido en redes sociales crítico frente al Gobierno venezolano y la captura sistemática de líderes políticos de la oposición como Freddy Superlano, Williams Dávila y María Oropeza.
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En medio de ese muy complicado panorama, se agota el tiempo y la paciencia para las gestiones de Colombia y Brasil buscando tender puentes para un diálogo entre el gobierno venezolano y la oposición, y por eso los presidentes Gustavo Petro y Lula da Silva decidieron revelar públicamente su propuesta, incluyendo compartir el poder y unas nuevas elecciones, ideas descartadas de plano por Nicolás Maduro y María Corina Machado.
Esta en manos de los venezolanos exigir el retorno de la democracia, por eso será fundamental la convocatoria a una nueva manifestación convocada por María Corina Machado, que busca de nuevo demostrar el hastío con el chavismo y la necesidad de que se reconozca la victoria de Edmundo Gonzalez Urrutia.
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