
Exdirector de Medicina Legal sobre la hidrólisis alcalina: “Eso le conviene a la mafia”
Uno de los puntos más sensibles tiene que ver con el ADN, la base para identificar a las víctimas. Según Valdés

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La posibilidad de implementar la hidrólisis alcalina como método para la disposición final de cadáveres ha encendido las alarmas entre expertos forenses en Colombia. Carlos Valdés, exdirector del Instituto Nacional de Medicina Legal, advierte que esta técnica no solo podría borrar cualquier rastro genético de una persona, sino que, en el contexto de violencia que vive el país, también facilitaría la desaparición total de cuerpos humanos.
Uno de los puntos más sensibles tiene que ver con el ADN, la base para identificar a las víctimas. Según Valdés, este proceso destruye por completo esa información biológica. “La hidrólisis alcalina rompe los enlaces del ácido fosfórico dentro del ADN y va entonces a desnaturalizarlo… se rompe la estructura de la molécula, la doble hélice, todos los nucleótidos y se altera la configuración química. Se destruye totalmente el ADN”.
Valdés comparó esta técnica con la cremación tradicional, que también daña el ADN, pero no siempre de forma irreversible. “Se han identificado, por lo menos hasta donde yo fui director del instituto, 53 personas que murieron en el holocausto del Palacio de Justicia, donde lo que se tiene son fragmentos de hueso quemado. A pesar de que el fuego destruye también la molécula de ADN, hay más posibilidades de recuperarla”.
Para el exdirector, el problema no es solo técnico, sino profundamente social. En un país donde aún se buscan miles de desaparecidos, esta tecnología podría convertirse en una herramienta para borrar cualquier rastro de una persona asesinada. “Al aprobar esto, créanme que es una puerta legal que se abre incluso para que las estructuras delincuenciales tengan una posibilidad de destruir totalmente un cuerpo y hacer imposible que se pueda identificar”.
Valdés insistió en que esta técnica podría extenderse rápidamente si no se regula con firmeza. “Estos procedimientos pueden pasar de la legalidad a la clandestinidad. La historia de violencia de Colombia está llena de situaciones donde se ha intentado desaparecer, destruir un ser humano… si a eso le agregamos una solución científica que destruye completamente la identidad, estamos hablando de una puerta legal a la clandestinidad”.
La preocupación también pasa por el impacto que tendría en las familias que siguen esperando respuestas. “Muchas familias dicen: ‘yo sé que está muerto, pero lo que quiero es encontrarlo’. Ustedes no se imaginan la reparación que ellos tienen cuando el forense les dice: ‘este fragmento de hueso corresponde a su familiar’. Es una reparación increíble”.
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Otro de los aspectos que genera inquietud es el ambiental. Aunque la hidrólisis alcalina no emite gases contaminantes como el dióxido de carbono, consume grandes volúmenes de agua y genera residuos líquidos con compuestos tóxicos. “Esa agua va contaminada… con residuos de medicamentos, metales pesados, prótesis. No es tan sencillo como decir: ‘aprobemos la hidrólisis para no emitir CO2’, pero entonces contaminemos agua. Y no es poca agua, ¿no? Puede necesitar entre 1.000 y 1.500 litros por procedimiento”.
Valdés señaló que en países como España esta técnica no ha sido autorizada precisamente por sus implicaciones ambientales. Y añadió que, en Colombia, los controles son insuficientes para garantizar un uso estrictamente regulado. “Que la reglamenten solo para muertes naturales, perfecto, pero… ¿Y quién controla eso? Esta metodología puede ser también utilizada clandestinamente, no nos digamos mentiras, y eso es ideal para quien desee desaparecer un ser humano”.
Al cierre, su reflexión es contundente: “Como forense, yo le veo una gran desventaja… ¿Qué dirían los familiares de las personas desaparecidas en los próximos 20 años, cuando se sepa que en Colombia existía la posibilidad de destruir un cadáver por completo?”.