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En el departamento del Caquetá, la presencia de las disidencias de las Farc se ha vuelto cada vez más evidente y opresiva. No solo patrullan las áreas urbanas armados y a plena luz del día, sino que ahora imponen su control a través de manuales de convivencia distribuidos en veredas, juntas de acción comunal e incluso colegios.
Estas cartillas, según Noticias Caracol, establecen reglas estrictas sobre horarios comerciales, toques de queda, actividades agrícolas y hasta la caza y pesca, exigiendo a la población civil portar carnés identificativos.
Esta mañana, el gobernador del Caquetá, Luis Francisco Ruiz, ha hecho un llamado urgente al gobierno nacional para que intervenga ante esta nueva demostración de poder de los disidentes. La situación es alarmante: los habitantes del departamento deben seguir estrictamente los horarios de apertura y cierre de comercios, controlar el volumen de la música y respetar un toque de queda impuesto bajo la mirada pasiva de las autoridades locales.
Uno de los pobladores, que pidió mantener su identidad en reserva por temor a represalias, describe cómo los disidentes retienen personas y vehículos. "Si sorprenden a alguien fuera de los horarios establecidos, lo detienen y lo hacen amanecer en el sitio de la detención," afirma el residente.
Además, las cartillas instruyen a la población sobre qué cultivos deben sembrar, cómo deben cazar y pescar, y advierten que los terrenos no mantenidos limpiamente serán confiscados.
A los visitantes se les requiere un permiso de permanencia temporal y a todos los residentes se les impone una "vacuna" de 50,000 pesos por persona. "La gente aquí apenas tiene para comer, y esta gente les exige una vacuna por cada persona en la casa. Si son cuatro personas, deben pagar 200,000 pesos," relata un habitante afectado. Los manuales también detallan castigos severos para quienes no cumplan con las normas, incluyendo trabajo comunitario obligatorio, multas económicas y hasta el destierro de la comunidad.
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La distribución de estos manuales en comunidades y escuelas ha generado una preocupación creciente entre la población y las autoridades locales. El gobernador del Caquetá insiste en la necesidad de una solución inmediata para frenar esta imposición de control y devolver la seguridad y la autonomía a los habitantes del departamento.
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