
La planta que por ningún motivo debería tener en la casa por sus consecuencias
Aunque es una planta muy popular, expertos no recomiendan tenerla en el hogar si no la sabe manipular correctamente. Estas son las consecuencias.

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A simple vista, parece una planta inofensiva. Su aspecto ornamental y su resistencia a climas secos la convierten en una opción frecuente en jardines y espacios interiores.
De hecho, muchos la eligen por sus pequeñas flores coloridas y por su capacidad de crecer con poca agua. Sin embargo, detrás de su atractiva apariencia, se esconde una serie de riesgos que podrían afectar tanto la salud de las personas como la energía del hogar.
Se trata de la Euphorbia milii, conocida comúnmente como corona de Cristo. Esta planta, originaria de Madagascar, ha sido usada tradicionalmente con fines medicinales, pero hoy en día genera controversia por las advertencias que giran en torno a su presencia dentro del hogar.
Según la revista Architectural Digest de México y Latinoamérica, el Feng Shui la considera un elemento negativo: su forma espinosa simboliza tensión, agresividad y conflicto, lo que puede interferir con la armonía del espacio y generar un ambiente cargado de estrés y nerviosismo.
Más allá de la perspectiva espiritual, hay razones científicas y médicas para tratarla con precaución. Su savia lechosa o látex contiene compuestos tóxicos que pueden provocar irritaciones en la piel, ardor en ojos y boca, y en casos más graves, hemorragias intestinales.
Si bien en la medicina tradicional se ha usado para tratar problemas como verrugas, hongos, acné o callos, su aplicación debe realizarse con guantes y bajo supervisión profesional, ya que cualquier descuido puede desencadenar reacciones adversas casi inmediatas.
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Los animales también están en riesgo. La corona de Cristo es especialmente peligrosa para mascotas como perros y gatos, ya que el o con su látex puede causar intoxicaciones severas. Por esta razón, está completamente desaconsejado su uso o cultivo en hogares donde haya animales.
Si aún se desea tenerla, es clave ubicarla en lugares específicos del hogar donde reciba al menos entre 3 a 6 horas de luz solar directa al día, como terrazas, balcones o cerca de ventanas bien iluminadas. También puede colocarse en salas o cocinas, siempre lejos del alcance de niños y mascotas, y protegida de corrientes de aire, sobre todo en invierno.
Aunque esta planta ofrece propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias, analgésicas y cicatrizantes, su nivel de toxicidad y la energía que proyecta la convierten en una especie que debe manejarse con extrema precaución.