Lo que comenzó como una tradición familiar en una cocina de montaña se ha convertido en un proyecto con sabor, memoria y propósito.
Se trata de 'Alimentos de la Montaña', un emprendimiento de repostería artesanal liderado por Alejandra Jaramillo y su hija, Victoria de Dios, que rescata recetas ancestrales mientras impulsa iniciativas sociales desde una finca en Buga.
Con una receta de brownies heredada de una tía abuela que vivió hasta los 109 años, Alejandra dio sus primeros pasos hace más de dos décadas. Hoy, su cocina surte cafés, hoteles, restaurantes y familias de la región, con productos que combinan saberes antiguos e ingredientes locales.
“Nos basamos en fórmulas tradicionales y las transformamos con insumos orgánicos de la zona”, explicó Jaramillo.
Tienen tortas de zanahoria, remolacha, auyama y chócolo, además de panes de masa madre con semillas y frutos secos. Todos elaborados con una premisa clara: promover una alimentación consciente.
Alimentos de la Montaña está en proceso de estructurar un plan de sostenibilidad que busca vincular a madres cabeza de hogar y jóvenes víctimas del conflicto armado. La idea es ofrecerles formación, herramientas y oportunidades para que crean en sus capacidades y emprendan.
“El corazón de todo hogar es la cocina”, afirmó Alejandra, quien considera que cada preparación es una forma de dar amor.
Ese mismo espíritu lo quiere trasladar a su comunidad, aportando con tenacidad, alegría y disciplina a un entorno más justo y esperanzador.
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